En los últimos tiempos está en boca de muchos el término inteligencia artificial y el uso de esta tecnología en el presente y en el futuro, pero mientras estudiamos cómo, cuándo y en qué nos puede ayudar con exactitud, resulta más útil relatar qué elementos distintos de la inteligencia artificial están implantados o se están impulsando en el ámbito de los Tribunales Económico-Administrativos (TEAS), de los cuales se pueden obtener beneficios con menos incertidumbre y mayores certezas.
Los TEAS tratan de emitir una resolución, en un plazo razonable, que valore si una actuación administrativa se ha ajustado a Derecho. Este proceso propiamente de emisión de una resolución pasa por diferentes fases una vez que ha terminado la tramitación inicial. Estas fases son estudio del caso y elaboración de la ponencia por parte del ponente, revisión de la misma por parte del vocal y el análisis y aprobación de la ponencia por parte del órgano resolutorio convirtiéndola en resolución.
El proceso descrito en el párrafo anterior ha cambiado desde sus orígenes hasta la actualidad y se ha producido una mejora. Se ha pasado de tener un escrito en un papel, que se trataba como un elemento único, del cuál no era fácil extraer un beneficio adicional a tener un documento digital que se construye actualmente a partir de ciertas estructuras, pero que una vez construido sigue siendo un elemento único, cuya utilidad es similar a los documentos en papel de la etapa anterior.
Sin embargo, si entendemos la ponencia como un conjunto formado por partes, que mediante una cualificación adecuada del previo expediente administrativo y de los diferentes elementos que integran el documento, elaborada a lo largo de las distintas fases por las que pasa, tanto previas a la fase de resolución como durante ésta, podrá utilizarse con facilidad hasta niveles muy superiores a los actuales.
Los TEAS continúan con el proceso de cambio iniciado años atrás con una visión que se tenía de la ponencia donde se observaba ésta como un todo. Esta visión surge por el soporte original del escrito, el papel, que se trasladó en su momento al soporte en PDF pensando que suponía una significativa mejora, sin ser conscientes de la pesada carga que se arrastraba con ello.
Si observamos y analizamos una resolución con detenimiento, en general, podemos ver un encabezado, los datos del órgano resolutorio y de la sesión, un conjunto de datos básicos del procedimiento, de la reclamación, del reclamante y del tributo. A continuación, viene una sección con párrafos de introducción, la sección de hechos, la fundamentación, la decisión (muchas veces denominada “fallo”) y el pie de recurso. Aunque resulta obvio, solo listar estas partes, nos hace más conscientes si cabe, de que efectivamente una ponencia no es solo un documento, sino la agregación de múltiples partes que desempeñan una función, como los órganos hacen al cuerpo humano en su conjunto. Si nos centramos en cada uno de estos elementos podremos ver que, a su vez, cada uno de ellos es la integración de unidades estructurales con caracterización y funcionalidad cada vez más simple pero propia. Solo tenemos que determinar hasta qué nivel de desagregación y estructuración compensa llegar.
Poniendo algunos ejemplos de esas unidades mencionadas, en el encabezado de la ponencia podemos encontrar quien es el titular del documento, su denominación, su dependencia orgánica frente a otros órganos, etc. En la sección de la sesión, lo relevante es poder saber sus integrantes, la fecha, el órgano, su tipo, la sede de celebración, etc. De un fundamento de derecho lo relevante es el precepto o preceptos normativos aplicables, pero también la resolución previa o el criterio que sigue o el tributo o el tipo de acto. De la decisión lo relevante es el sentido. En el pie de recurso, el órgano ante el cuál se puede interponer recurso, el plazo, etc.
A lo anterior se puede añadir el empleo informático de todos los datos, no del producto completo (el documento), sino del proceso (personas involucradas, acciones, fechas, etc.).
Todas esas características, conceptos y relaciones de los elementos que subyacen al documento y al proceso, tienen que recogerse de forma que puedan ser empleadas por una máquina, tomando las necesarias para la construcción del documento para su lectura humana. Por ello, la ponencia no será sólo un documento en formato PDF, sino que éste sea una de las posibles formas de comunicar la resolución. No existe inteligencia artificial actual capaz de extraer y comprender de forma fiable esas características y conceptos que alberga el documento PDF, pero sí puede utilizar esos conceptos y relaciones si se facilitan todos los elementos que se han ido guardando en todas las fases principalmente para ese propósito, con la consecuencia de poder explotarlas con precisión. El ser humano tampoco es capaz de hacerlo de forma masiva. Solo la tecnología actual sería capaz, pero únicamente si recibe los elementos de forma estructurada.
Por tanto, en los TEAS, mientras avanza la inteligencia artificial, se está impulsando una construcción de la ponencia estructurada, caracterizando cada elemento que la integra, los conceptos y relaciones que subyacen en el texto escrito de cada parte que forma el documento. De esta manera se conseguirá facilitar la elaboración de ponencias, reducir los tiempos de resolución, mejorar la calidad jurídica, prevenir errores y erratas, garantizar la coherencia y unidad de criterio de todos los TEAS de forma temprana, unificar aún más la imagen institucional, focalizar la conflictividad, realizar análisis estadístico de datos para la toma de decisiones, medir los impactos de los cambios normativos y proponer nuevos, medir y aumentar la eficiencia de personas que las emplean, así como un largo etcétera.
Pedro Matías Martín
Ponente Adjunto TEAC. Área Tecnológica de elaboración de ponencias
Gracias